Y te atreviste a irte, antes que yo y antes que nadie, con tu sonrisa eterna amplia, con tu insolente manera de animar a quien fuese posible, insolente, en el mejor sentido de la palabra.
Y te atreviste a irte, antes que yo y antes que nadie, con tu sonrisa eterna amplia, con tu insolente manera de animar a quien fuese posible, insolente, en el mejor sentido de la palabra.