Visitas domingueras
Hay gente que tiene la mala costumbre de visitar en domingo, tal parece que es maña o falta de oficio, pero justamente ese día en que la preferencia es quedarse en casa haciendo zapping frente a la tele o sin quitarse el pijama, sin bañarse, sin peinarse y hasta sin cepillarse los dientes, siempre llega alguien a tocar el timbre.
Lo peor es que nunca traen ni siquiera un dulcito con el que, después de que se vayan, se mate el ansia dominguera. Además siempre llegan en lo mejor de la película o del libro o cuando se va a preparar un sandwichito, o cuando armado del periódico se va al baño.
Y si no se vive solo la cosa se complica más porque bien sea la mamá o una pareja siempre se las ingeniará para que la culpa invada el alma luego de que se fue la inoportuna visita, frases como: «eres un antisocial», «nunca atiendes a mis amistades» o «esa no fue la crianza que te di» hacen que se tenga la edad que se tenga el sentimiento de «soy el peor» se adueñe de los pensamientos.
Así pues aclaremos que no es falta de amor, ni afán de no socializar sino de que se entienda que los domingos son sagrados, que para las visitas están los sábados.