No, no lo conocí personalmente pero estoy segura de que muchos de nosotros, los de mi generación, podemos hablar de él como si lo hubiésemos tratado; tengo que agradecerle al Tío Simón, ya que por él aprendí, entre muchas cosas: lo que es una tonada, lo que es el sol de los venados, a identificar el lucero de la mañana, las flores de chupachupa, las penas del cabrestero; que nuestro llano es una inmensa mano extendida a los pies del cielo y a amar más lo que tenemos y lo que somos.