Mujeres Haitianas: mística y desamparo
Madrid, 13 ene. 11. Al contrario de la imagen que se tiene del poblador de Haiti pasivo y corrupto, “las mujeres, al día siguiente del terremoto, estaban ya trabajando, poniendo la vida en marcha, porque la vida es eso, las mujeres no estaban esperando pasivamente sino que estaban actuando”.
Estas fueron parte de las palabras de apertura de la ponencia presentada por la abogada Giulia Tamayo, responsable de Investigación y Política en la sección española de Amnistía Internacional durante la conferencia: Haití Historia, Hipocresía, Horizonte celebrada este 12 de enero en el Círculo de Bellas Artes, en el marco de la conmemoración del primer año de producirse el terremoto que asoló al país caribeño.
Tamayo abordó el tema relacionado con el papel que juegan y jugaron las mujeres antes durante y después del terremoto pero también hizo hincapié en el desamparo que sufren desde antes de la tragedia.
En este sentido puntualizó la visita realizada por Amnistía Internacional a Haití en diciembre de 2009, exactamente un mes antes del terremoto y en la que se investigaban las denuncias hechas por organizaciones en materia de género y desarrollo, sobre la situación en que se encontraban mujeres y niñas de ese país, al ser víctimas de violencia sexual y que no ha hecho más que empeorar luego del desastre.
“Muchas de las líderes del movimiento feminista murieron durante la tragedia, lo cual representa una de las pérdidas más grandes que ha podido sufrir ese país y también perdieron sus infraestructuras que ya eran precarias; no obstante, muchas mujeres de estas organizaciones pasaron a los campamentos donde se concentraba la gente –hechos con sábanas y juncos- y donde muchos recomendaban no ir, pues las condiciones de inseguridad eran extremas, y fue a través de los ojos y oídos de las representantes de estas organizaciones feministas que pudimos llegar a conocer los testimonios y actualizar las condiciones de desamparo que preexistían y que no hicieron más que agravarse después del terremoto, lo que convierte a Haití en un lugar extremadamente peligroso para mujeres y niñas”, expresó Tamayo.
En los campamentos no hay bombillas, relata la representante de Amnistía Internacional. Esto significa que para que las mujeres y niñas puedan acceder a una letrina deben caminar largos trechos en completa oscuridad y soledad. También las mujeres son quienes han salido a proveerse de alimentos, dejando a las niñas y niños solos durante horas en los campamentos, lo cual convierte el terreno en escenario propicio para que personas inescrupulosas y hasta bandas completas abusen de las menores.
Destacó que en medio de esta situación de caos no se presta la atención adecuada en materia de salud a las habitantes de Haití: “No tienen medios para acceder a un paquete mínimo de atención en salud como puede ser la píldora del día siguiente, nueve meses después del terremoto se incrementó el número de partos y embarazos no deseados en el lugar lo cual corrobora las denuncias hechas en materia de violaciones. Las mujeres y las niñas no han sido desplazadas solamente por el terremoto, sino que también están siendo desplazadas por la violencia sexual, tienen que huir, tienen que gestionar su autoprotección ya que no solo se encuentran desprotegidas, sino vulnerables a ser infectadas con VIH”.
Aun así, las mujeres haitianas pueden ser consideradas heroínas en medio de ese clima de violencia que les afecta directamente, ya que ellas son quienes han tomado las riendas, las que se han hecho responsables de la organización de las comunidades después de la tragedia. Son las mujeres, el brazo fuerte de Haití y quienes reciben menor atención.
Para Amecopress.net / Ene. 2011